Cómo el consumo de CBD cambió mi vida
Cuando cuento a amigos o desconocidos que consumo CBD e incluso que lo fumo, sigue provocando muchas preguntas y sobre todo mucho, mucho escepticismo. La mayoría de ellos reaccionan cuando lío un porro de CBD de la misma forma que lo harían si estuviera haciendo un porro normal: están… bueno, llamémoslo perplejos y tienen bastantes preguntas.
Por qué fumar hierba no es para mí
He sentido envidia toda mi vida. Envidia de los que fuman hierba. Sé que suena un poco extraño, pero a mí siempre me ha parecido una solución bastante buena para bastantes de mis problemas. No consigo dormirme muy bien, me cuesta relajarme, tengo TDAH y me encanta cualquier cosa que me deprima.
Básicamente, la hierba sería la mejor medicina para mí. Si no fuera porque fumando hierba sufro regularmente ataques de pánico, alucinaciones y ansiedad, lo que a su vez hace que los porros de THC sean una especie de rueda de la fortuna: 9 de cada 10 veces me siento muy bien, pero luego siempre ocurre lo que me ha enseñado desde mi juventud a no fumar hierba bajo ninguna circunstancia: un ataque de pánico durante muchas horas, ansiedad durante los días siguientes, la sensación de volverme loco. Toda una pena, teniendo en cuenta que las otras nueve veces es genial.
Pero si un prospecto dijera: te sentirás absolutamente genial nueve de cada diez veces y tan mal una vez que desearías no haber nacido, probablemente sería bastante difícil sacar al mercado un medicamento así y, sobre todo, comercializarlo con éxito.
Del aceite de CBD a las flores de CBD
La primera vez que oí hablar del CBD pensé, vale, vaya, puedo tener todo lo que me gusta de la hierba sin los efectos secundarios, algo así como un diez sobre diez. Conseguí un poco de aceite de CBD, lo tomé y… me decepcionó. Funcionaba, pero no me gustaba el sabor, a menudo me olvidaba de él y, a pesar del efecto positivo (tenía menos migrañas, estaba más relajado), dejé de tomarlo al cabo de dos semanas y pensé que mi experiencia con el CBD había llegado a un final prematuro, bueno, qué pena, ciao bella ciao.
En noviembre del año pasado, pasé la noche con alguien que me tendió su porro en algún momento. Me negué, no, oye, lo siento tío, realmente no estoy de humor para el próximo ataque de pánico masivo, ya me entiendes. Me contestó que no era hierba, sino flores de CBD que se parecían a esto, olían así, pero no eran hierba. Yo era bastante escéptico, pero fumé con él (también me caía bastante bien y confiaba en él) y, efectivamente: Estaba relajado, sin estar colocado, tranquilo, sin una pizca de mareo o miedo.
Desde entonces he probado muchas flores, papeles, filtros. Las he fumado puras, las he mezclado con tabaco, he fumado mucho, muy poco. Y mi escepticismo ha inhalado conmigo, agradablemente en los pulmones o simplemente dando caladas, estuvo a mi lado cuando lié mi primer porro de CBD y también cuando descubrí después de algún tiempo cuánto necesito, con qué frecuencia, de quién.
Mientras tanto, el CBD y los productos con CBD forman parte de mi vida cotidiana, pero no como una rutina realmente diaria, sino como un capricho especial que me doy. Con una copa de vino juntos o cuando el día ha sido especialmente agotador.
El CBD es un ingrediente versátil que necesita mucha investigación
Sin embargo, hasta llegar a este punto, he dedicado mucho tiempo a investigar y recopilar información. Porque es bastante difícil averiguar qué ocurre realmente con el CBD. Cómo fumarlo, qué dulces son estupendos, qué aceites, qué cremas.
Y para que todos vosotros no paséis horas y horas buscando toda la información como hice yo, a partir de ahora os ayudaré aquí y aquí regularmente. Trataré temas como ¿Con qué aceite empiezo? ¿Cuáles son los beneficios? ¿Cuál es la situación legal? ¿Cuáles son los beneficios de las cremas? ¿Cómo puede ayudarme el CBD?
Intentaré llevarte conmigo en este viaje, probar todo tipo de cosas y descubrir junto a ti lo que el CBD puede hacer realmente, y lo que no. ¡Vamos allá!
